¡Imagina un rompecabezas en constante cambio, donde el niño es el creador!
El juego con “piezas sueltas” es un gran potenciador de creatividad, donde el niño es el único protagonista y abraza la libertad de experimentar con colores, formas y texturas. El objetivo no trata de alcanzar un destino final, sino de disfrutar de cada uno de los procesos creativos que nos ayudan a conseguirlo.
El juego con piezas sueltas inspira a los más pequeños, les lleva a descubrir nuevas formas de expresión, a reinventarse constantemente y a celebrar la magia de cada creación única.
En la Escuela infantil BE YOU tenemos confianza ciega en el uso de este tipo de material, totalmente abierto y desestructurado, tanto que su uso es casi diario. Las docentes nos apoyamos en su versatilidad y multifuncionalidad para trasladar al aula una gran cantidad de propuestas, provocaciones e instalaciones. Gracias a ellas podemos acompañar a nuestros pequeños, observar sus intereses y comprobar cómo, con un poco de orden, estética y sentido poético, este recurso consigue elevar al niño a un estado de pura creatividad y motivación.
Si observamos a nuestros niños con atención y les permitimos el acceso a diversos materiales, seguramente les estaremos ayudando a explorar sus propias capacidades, intereses y necesidades.
Debemos ser conscientes de que las piezas sueltas son un recurso tan amplio y versátil que nos permiten reinventarnos a menudo, en cualquier nivel y trabajando conceptos más o menos profundos, de forma activa y experiencial. Como decía Simon Nicholson: <<Todos somos creativos si nos dan las herramientas para jugar a ello>>.
Algunos de los aspectos más positivos que surgen de la experiencia de jugar con piezas sueltas
- Desarrollo motor y coordinación: La manipulación de piezas sueltas, ya sean bloques, juguetes de construcción o cualquier objeto pequeño seguro para un niño de 0 a 3 años, ayuda a mejorar la coordinación óculo-manual. Los movimientos finos, que de esta actividad surgen, son esenciales para el desarrollo de habilidades motoras.
- Estimulación sensorial: Jugar con piezas sueltas implica una variedad de texturas, colores y formas que proporcionan estimulación sensorial crucial para los alumnos, contribuyendo al desarrollo de sus sentidos y fomentando la exploración del mundo que les rodea.
- Creatividad y resolución de problemas: Al practicar estas actividades, los niños tienen la oportunidad de ser creativos y utilizar su imaginación. Aprenden a pensar de manera independiente, a tomar decisiones y a resolver problemas a medida que interactúan con las piezas. Esto establece las bases para el pensamiento creativo y la resolución de problemas en el futuro.
- Socialización: Jugar con piezas sueltas a menudo implica compartir y colaborar, especialmente en un entorno grupal como lo es una escuela infantil. Este tipo de interacción promueve habilidades sociales importantes como la comunicación, el trabajo en equipo y la empatía, sentando, así, las bases para futuras interacciones sociales positivas.
- Construcción de confianza: Al experimentar con piezas sueltas y lograr pequeños éxitos, los niños desarrollan una sensación de logro y confianza en sí mismos, reforzando de esta manera el sentido saludable de la autoestima.
¿Dónde podemos encontrar piezas sueltas?
Mira a tu alrededor. El mundo está lleno de piezas sueltas: piedras, piñas, palos, pinceles, acuarelas, trapos, pinzas, bobinas de diferentes tamaños, codos de tuberías, rollos de papel, cartones, cajas, rulos del pelo, cucharas, llaves, moldes … la clave está en “saber mirar”. Todo, absolutamente todo, puede tener un gran interés pedagógico si sabemos abrir la mente, “darle la vuelta”, adaptarlo a los más pequeños, llevarlos al aula y permitir a las criaturas explorar.
¿Cuál es el rol del adulto durante el juego con piezas sueltas?
Nuestro papel es acompañar e intentar dejar las expectativas a un lado; en el uso de este recurso, el error NO existe. Debemos respetar a los niños, no intervenir durante el proceso y saber que cada criatura sabe a lo que quiere jugar y lo que necesita aprender o procesar a través del juego.
Estar presentes, pero sin hacernos notar.
Confiar en sus capacidades y ser conscientes de que, para poder aprender y perfeccionar los movimientos, a los niños deben sucederles cosas. Si no permitimos que ensayen la vida ahora, querrán hacerlo años después, ¿tal vez en la adolescencia?, la diferencia es que ahora sabemos con certeza que nos quieren y necesitan a su lado y, después, tal vez, no.
Conclusión
Sepamos, pues, adultos del mundo, que el juego es la capacidad de aprendizaje más potente jamás conocida y, en combinación con otros factores, puede llevar las potencialidades de los seres humanos hasta límites insospechados.